LA BASÍLICA
Donde hoy se encuentra la basílica de San Ignacio estaba SITUADO el castillo que el rey castellano Fernando el Católico mandó construir poco despues de conquistar Navarra (siglo XVI).
Fue asediado por los legítimos herederos al trono de Navarra, a los pocos años de su construcción, en un fracasado intento de reconquistar el Reyno. En esta batalla luchó, del lado del ejército castellano, defendiendo el castillo, el soldado guipuzcoano Íñigo de Loyola, quien cayó gravemente herido en la batalla.
Para conmemorar este hecho histórico, en 1601 el virrey Cardona mandó colocar en el lugar exacto en que cayó herido el santo un arco y una lápida conmemorativa (que hoy se encuentra en el patio de la Cámara de Comptos). Más tarde, a finales del siglo XVII, se construyó en ese mismo punto la Basílica de San Ignacio, quedando dicha lápida de piedra en una pared del interior de la Basílica.
La Congregación del Santísimo Redentor fundada en 1732, en Nápoles por el doctor de la iglesia Alfonso María de Ligorio; llegó por primera vez a España en 1836, y a Pamplona el 12 de diciembre de 1891.
Los Redentoristas se hicieron cargo de la Real Basílica de San Ignacio, y de la residencia aneja a la misma.
La llegada de los redentoristas cumplía un viejo deseo del entonces obispo de Pamplona Monseñor Ruiz Cabal, quien ya en el año 1886, siendo canónigo de Sevilla, había tratado de instalarlos allí.
Durante los primeros años se distinguieron por su atención al confesionario y dirección espiritual los Padres Lorthioit y Blanpied, franceses, a los que sucedieron las figuras del conquense Pedro López, de Rodrigo, Bordegaray, Montuno y Rodríguez, quienes difundieron la devoción a la virgen del Perpetuo Socorro en Pamplona.
La notable penetración en el entramado social-religioso de la ciudad hacía necesaria la construcción de un nuevo templo. Las solemnidades más especiales tenían que celebrarse en la iglesia de Santo Domingo, pero cuando los dominicos recuperaron su antigua iglesia, en 1914, los redentoristas trasladaron sus cultos más solemnes a la más vecina iglesia de San Nicolás.
En 1912 se estableció la Archicofradía del Corazón Eucarístico y las Secciones de Vela al Santísimo que han tenido gran raigambre en la ciudad, integrándose en ellas personas de todas las clases sociales. Desde entonces se practica también la adoración reparadora.
Al hacerse el segundo ensanche de la ciudad, precisamente por la zona de la basílica de San Ignacio, cambió el panorama urbano. Los fosos se terraplenaron, desaparecieron las murallas y la avenida de San Ignacio se ensanchó también, de manera que obligó a reducir casi a la mitad la ya exigua basílica, por lo que se decidió construir un nuevo templo. Duraron las obras dos años y medio, con planos y dirección de Esparza; se bendijo la nueva iglesia el 25 de marzo de 1927, con asistencia del nuncio Tedeschini, el arzobispo de Valencia Melo y Alcalde, el obispo de Pamplona Múgica y Monseñor Irurita, recién consagrado obispo de Lérida.
En enero de 2010 dieron comienzo las obras de remodelación de los bajos de la iglesia de San Ignacio de Pamplona con el objeto de dotar al Santuario de una sala de conferencias y varias salas de reuniones.
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